Das Kinobuch, un temprano intento de expandir el cine

Rubén Guzmán


La publicación de la introducción del tan legendario como desconocido Kinobuch[1] se reviste de acontecimiento y pone en valor un texto fundamental y vanguardista muchas veces ignorado por académicos y críticos de medios audiovisuales. Traducida por primera vez aquí al castellano por Enrique Bein, la introducción titulada «La obra cinematográfica. Introducción seria para “visionarios” y para “reflexivos”» es ante todo un intento de exponer el potencial creativo y artístico de un medio que aún no había llegado a su pubertad, el cine. Pasarían muchos años y teóricos hasta que se consolidara el cine como arte. Das Kinobuch, es decir, El libro del cine, comprende una serie de descripciones y exposiciones de dramas cinematográficos compiladas y editadas por el entonces reconocido crítico teatral y cinematográfico Kurt Pinthus.[2]

 

 

kinobuch

 

 

Para entender la importancia de Das Kinobuch debemos ubicarnos en el contexto histórico del medio. Existen dos hechos fundamentales. En primer lugar, el texto antecede a lo que muchos consideramos la primera obra de cine-arte o cine de autor. Nos referimos a El estudiante de Praga (1913) (fig. 1),[3] que Paul Wegener y Stellan Rye editaban mientras Pinthus editaba su libro. Hasta entonces las obras dramáticas en el cine consistían en una serie de experimentos visuales o puestas en escena elementales con fines de entretenimiento y sin mayor valor artístico. El otro factor a considerar es que los recursos expresivos del cine se limitaban exclusivamente a la imagen, ya que —por más que se acompañara con alguna banda musical— el cine era mudo. Tampoco se habían explorado aún los beneficios del montaje cinematográfico, cuyas primeras teorías aparecieron recién unos diez años más tarde de la publicación del libro.

 

 

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Figura 1. Fotograma de El estudiante de Praga (1913)

 

 

Das Kinobuch contiene mayormente ideas para guiones y descripciones de Elsa Asenijeff, Richard A. Bermann, Max Brod, Albert Ehrenstein, Walter Hasenclever, Arnold Höllriegel, Julie Jolowicz, Philipp Keller, František Langer, Else Lasker-Schüler, Heinrich Lautensack, Otto Pick, Pinthus, Ludwig Rubiner, Paul Zech y curiosamente una carta de Franz Blei, a la que nos referiremos más adelante. La mayoría de estos autores provienen del teatro y la literatura. Si bien en general los aportes son un tanto opacos, cabe destacar al menos dos casos puntuales. En primer lugar, la idea presentada por Zech titulada «La gran huelga». Su contribución resulta sustancial en especial por su valor literario. Alejado del formato habitual de un guion cinematográfico, Zech vierte tempranamente rasgos propios de la literatura expresionista que acompañan al Zeitgeist ideológico que fermentaba en la época y que explotara en la denominada revolución de noviembre (29 de octubre, 1918 – 11 de agosto, 1919) en Alemania. Resulta imposible evitar paralelismos imaginarios entre «La gran huelga» y Huelga, el filme de Sergei Eisenstein de 1925. ¿Hubiera el montaje soviético prestado su «forma» a imágenes expresionistas similares a los grabados de Käthe Kollwitz (1867-1945)? (fig. 2).

 

 

tejedores
Figura 2. Grabado de Käthe Kollwitz, La marcha de los tejedores, 1897

 

 

La carta de Franz Blei, por otra parte, explica porqué había decidido no contribuir al Kinobuch. Destacamos aquí la idea de Pinthus de otorgarle suficiente valor como para incluirla en su compilación. Blei, quien consideraba al cine de entonces como simples «pantomimas» y un «sustituto débil del teatro», propone en su carta una especie de documental humanista de tinte etnográfico, un lenguaje que tardaría años en iluminar las pantallas del cine y la televisión.

El prólogo de Pinthus hace hincapié en el potencial expresivo y la función social del cine, ofreciendo además un temprano antecedente al uso creativo del montaje. El autor se esmera en diferenciar el nuevo medio con el teatro, disciplina que conocía muy bien, invocando el carácter multidisciplinario del cine y las posibilidades que brindan la ambientación, el encuadre, el valor del plano, la expresividad, las nuevas formas de la actuación, el truco y la manipulación innovadora del tiempo, tanto en las acciones como a través del montaje. Para esto, el cine debe valerse de su propio lenguaje y esencia, nos recuerda Pinthus. No debemos confundir esta esencia, basada en el drama, con aquélla que describiera el realizador, músico y artista plástico Walther Ruttmann en sus primeros escritos de 1919. Ruttmann luego materializaría su teoría con su Opus I (c. 1920-21), obra que marcará el inicio de la primera vanguardia, denominada «cine absoluto», origen del cine experimental.

 

 

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Figura 3. Filmkultúra (a film muveszetfilozofiaja) (1948) de Béla Balázs y Film als Kunst (1932) de Rudolf Arnheim

 

 

El cine es una manifestación artística, nos asegura el autor y compilador en este escrito vanguardista. Autores como Béla Balázs, autor de Der Sichtbare Mensch, oder Die Kultur des Films (1924), Der Geist des Films (1930), Der Film: Werden und Wesen einer neuen Kunst (1948) y Rudolph Arnheim con su emblemático Film als Kunst (1932) (fig. 3) entre otros, retomarán y desarrollarán años más tarde este concepto. Como decíamos, Pinthus también resalta la importancia de la función social del cine. Según el autor, el elemento «aglutinante» de todos los elementos del drama cinematográfico es «el hombre y su destino», quien ahora incorpora el filme a su propia subjetividad, filme que debiera cumplir la función social de «impulsar y tratar de saciar la avidez negada en todo hombre de experimentar la vida, de abarcar todos los destinos del ser humano y del mundo».

Así, el Kinobuch constituye una puerta a un cine expandido por venir, un nuevo arte que combina su función social con lo que Ingmar Bergman más tarde llamaría «un sueño despierto».

 

Notas

[1] Das Kinobuch, Leipzig: Wolff, publicado hacia fines de 1913.

[2] Kurt Pinthus solía escribir también bajo su seudónimo Arnold Höllriegel.

[3] Der Student von Prag, Alemania, estrenada el 22 de agosto de 1913. Directores: Stellan Rye y Paul Wegener. Música de Josef Weiss. Adaptación libre de «William Wilson», un relato breve de Edgar Allan Poe, el poema «La Nuit de décembre» de Alfred de Musset, y Faust de Johann Wolfgang von Goethe.

 

Referencia electrónica

Guzmán, Rubén. «Das Kinobuch, un temprano intento de expandir el cine». Hyperborea. Revista de ensayo y creación. 4 (2021): 123-129. https://www.hyperborea-labtis.org/es/paper/das-kinobuch-un-temprano-intento-de-expandir-el-cine-235
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5290640

 

 

Publicación Hyperborea
Número 04