Franz Blei
Conozco demasiado poco la técnica fotográfica y sus ingeniosas posibilidades como para inventar una obra cinematográfica. Pues una obra cinematográfica no es otra cosa que un asunto fotográfico y no uno artístico. Las obras sin palabras son pantomimas: las pantomimas fotografiadas son débiles sucedáneos. Y en lo que atañe a estas ciertas obras que insertan fotográficamente al hombre en las así llamadas maravillas de la técnica, en accidentes automovilísticos, choques de trenes, caídas de aviones, derrumbes de minas y cuanta cosa similar existe, personalmente adhiero con mi entusiasmo al hecho espiritual de su inventor y no a la invención concretada. Me interesan más las personas que viajan en el aeroplano que éste mismo. Tampoco puedo entusiasmarme retrospectivamente con la vieja diligencia de correo, y el pequeño-burgués [«biedermeier»] actual que sí lo hace me parece igual de aburrido e infantil que el burgués modernista, a quien pone feliz el hecho de que «estemos volando». Sin embargo sabría proponer obras cinematográficas; se me ocurrieron al ver esas películas que exhiben la vida de animales raros. Fílmense biografías de nuestro tiempo. Por ejemplo el cerrajero, el campesino, el aprendiz, el comerciante, el empleado. No solamente para mostrar el aspecto técnico de su actividad, por ejemplo cómo se fabrica una locomotora o se trabaja un campo, ¡no! Me refiero a su aspecto humano, desde su nacimiento, el cuarto de los padres, la plaza, la escuela, la formación profesional, el cuartel, los amoríos, la diversión, el mitin político, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Una película de este tipo no cuesta más que un millón, como esta tontería de «Quo Vadis», y se podrá seguir viendo con interés aún dentro de cien años. ¿Cómo vive el hombre? Mostrar esto me parece más valioso que las quimeras filmadas que requieren el cielo y la tierra para expresarse y no decir nada. —Discúlpeme que conteste su invitación a escribir una obra cinematográfica con la propuesta de muchas. Sé que el cine es una diversión popular y que el pueblo no quiere ser entretenido a costa de su propia realidad sino por un mundo diferente del suyo. Pero el pueblo también es maleable; quizá podría ser llevado a interesarse por sí mismo. Me parece algo muy necesario, que en esta época de adoración de la materia pseudo-vivificada el hombre preste atención a sí mismo. Fílmense, por lo tanto, no solo tribus salvajes, no solo animales submarinos, lo cual es, por cierto, muy interesante, sino lo más cercano, que nos es tan ajeno, la cocinera, el proxeneta, el teniente, lo cual quizá no sea para nada interesante pero sí muy significativo para nuestras vidas.
Traducción: Enrique Bein
Texto original publicado con el título «Kinodramen. Ein Brief» en Ed. Kurt Pinthus. Das Kinobuch. Leipzig: Kurt Wolff Verlag, 1914.
Referencia electrónica
Blei, Franz. «Dramas cinematográficos. Una carta de Franz Blei». Hyperborea. Revista de ensayo y creación 4 (2021): 139-41. https://www.hyperborea-labtis.org/es/paper/dramas-cinematograficos-una-carta-de-franz-blei-239
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5596946