Lectura de imágenes y palabras que pintan. Una compilación de estudios sobre el tránsito de las artes hermanas a la interdisciplina

Silvia Inés Tomas


 

Desde la perspectiva de este siglo XXI, frecuentemente participamos de una percepción según la cual nuestro momento histórico sería un heredero orgulloso de las vanguardias. Precisamente, a aquellos emblemáticos movimientos literarios y artísticos de las primeras tres décadas del siglo XX se les atribuye la apertura de una compuerta de exploraciones, libertades y búsquedas de lo nuevo, que habrían sido inimaginables en los siglos precedentes, cuando por el contrario predominaban las doctrinas, las reglas y los mandatos.

Sin embargo, al aproximarnos nuevamente a una temática como la que abordan los distintos capítulos del reciente libro compilado por Beatriz González-Moreno y Fernando González-Moreno, Painting Words. Aesthetics and the Relationship between Image and Text (New York, 2020), pronto recordamos cuánto, en realidad, heredamos y debemos a los escritores y artistas del movimiento romántico. Si nos retrotraemos a esas primeras décadas del siglo XIX, veremos, como afirma Roger Shattuck, que «La vanguardia no fue radicalmente nueva» (35), sino que procedía en muchos aspectos del Romanticismo, en tanto que ése fue el momento del nacimiento de una noción de obra, una concepción del artista y su rol, y también, una teoría sobre las relaciones interartísticas que permitió intercambios inusitados entre poetas, pintores y también músicos. Fue aquél el momento de la verdadera renovación, mucho antes de las estridencias de las vanguardias. Luego de la revolución romántica, ya no hubo vuelta atrás, por lo cual aún hoy repercute el impacto de esa nueva forma de entender las artes.

Por todo esto, la valiosa introducción a cargo de los compiladores comienza afirmando que, ante «the preeminence of image in the everyday life» (1) y la amenaza de aislamiento y compartimentación del conocimiento que se cierne sobre nosotros en la actualidad, revisitar la estética del diálogo romántico entre las artes se vuelve nuevamente necesario. Agregaremos que, por otra parte, esa predominancia de la imagen y lo visual en la actualidad es relativa. Las imágenes tienen una presencia masiva, es cierto, hay un bombardeo visual constante, así como novedosas e infinitas posibilidades de creación y circulación tanto física como digital de las mismas, a un punto que Walter Benjamin jamás hubiera podido imaginar en los albores de la reproductibilidad técnica. Pero, a la vez, el mandato imperativo de las palabras también impregna constantemente nuestra relación con el mundo y con los otros, por lo que, bajo una apariencia de hibridación constante de textos e imágenes, muchas veces las palabras se aseguran de controlar la siembre sospechosa ambivalencia de lo visual.

Algo muy distinto sucede con el ejercicio de pintar con palabras, un verdadero desafío que poetas y escritores se plantearon en diferentes momentos. Al proponerse describir lo visual, muchas veces el escritor crea toda una poética. Es lo opuesto a la mirada superficial que deslizamos por el mundo de imágenes que nos ofrece la sociedad contemporánea. La imagen tiene más de un tipo de significado, por eso reproducirla con palabras es una actividad compleja y sobre todo, sumamente creativa.

De ahí el valor de este libro, que demuestra, en efecto, que siempre es productivo recordar, analizar y reponer los modos y formas que supo adoptar el diálogo entre artistas y escritores, y que «the mutual dependency of the arts has always proved to be inspirational» (1).

La mencionada introducción, contempla además un sucinto y acertado estado de la cuestión sobre las relaciones entre textos e imágenes, que rescata los nombres de quienes han aportado herramientas conceptuales claves para este tipo de estudios, desde pioneros como Rensselaer W. Lee, Denis Mahon, Aby Warburg, Erwin Panofsky o Jean H. Hagstrum, hasta otros insoslayables como Grant F. Scott, Stephen Cheeke, W. J. T. Mitchell y James A. W. Heffernan, teóricos gracias a los cuales, tanto la tradición del ut pictura poesis como la figura retórica de la écfrasis, se transformaron en conceptos que permitieron entender las transformaciones promovidas por las obras de escritores y artistas.

Continuando esta línea de trabajo, los capítulos compilados en Painting Words recorren diferentes momentos y ejemplos de la interacción de imágenes y textos, comenzando por considerar dos casos tempranos pero en los que precisamente «this old concept clothed in new garments» (3), nada menos que Cervantes y Shakespeare, los cuales, junto a Dante, conforman una trinidad fundamental para el Romanticismo (Lacoue-Labarthe y Nancy 35). El primer texto, de Fernando González-Moreno, precisa el modo en que las ilustraciones de Don Quixote dialogaron con el texto y adoptaron un carácter alegórico hacia el siglo XVIII; asimismo, Alejandro Jaquero Esparcia recupera expresiones que dan cuenta de la presencia de la tradición del ut pictura poesis, tanto en las obras de Cervantes como en las de Shakespeare.

El segundo apartado configura el corazón de la publicación, con diferentes ejemplos del período romántico en Inglaterra, en los cuales una estética apoyada en la fraternidad entre las artes fue promovida por poetas y pintores, revirtiendo las jerarquías que la tradición del ut pictura poesis enmascaraba, y promoviendo enriquecedores intercambios entre imágenes y palabras, un fenómeno al cual aquí se dirige una innovadora mirada desde la perspectiva de género que configuran las tres autoras de los distintos capítulos: Beatriz González-Moreno, con su trabajo «Embellishing the Poetic Text: Felicia Hemans and Female Aesthetic Education in the Nineteenth-Century British Annuals»; Tagirem Gallego García, en «Emily Eden’s Representations of India Through Sketches and Letters: A Picturesque Female Travel Account of the Empire»; y Macarena Rodríguez Rodríguez, que analiza la poesía ecfrástica de William Wordsworth y sus vínculos con las artes visuales del período.

En los apartados III y IV, los puentes considerados no son solamente entre disciplinas, sino que además son lazos que escritores y artistas supieron tender entre diferentes geografías y realidades históricas. Por un lado, se consideran tres casos de encuentros intermediales generados en América del Norte: «The Pictorial Richness of Poe’s Oeuvre» es analizado por Margarita Rigal-Aragón y Fernando González-Moreno; «The (Literary) Caricatures of Flannery O’Connor’s Short Fiction», por José Manuel Correoso-Rodenas; y «Word Painter. Visual Tropes of Enlightenment in N. Scott Momaday’s House Made of Dawn», por Barbara K. Robins. Por otro lado, el artículo de Joselyn M. Almeida y Sara Medina Calzada, titulado «Romanticism’s Pan-Atlantic Life. Blake, Shelley, and Byron in José Joaquín de Mora’s Meditaciones Poéticas (1826)», y el estudio de Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, «"Make Visible". Paul Klee’s Dictum and Wallace Stevens and José Ángel Valente’s Essays on Poetry», consideran distintos ejemplos de la expansión transatlántica de las teorías sobre las relaciones interartísticas.

Los enfoques de las investigaciones de las relaciones entre imágenes y textos suelen adoptar alguna de las diferentes denominaciones del estilo: «comparativismo», «interdisciplinariedad», «intermedialidad», «transmedialidad», entre muchos otros términos que han surgido. Se trata en verdad de designaciones que buscan unir para el estudio lo que nunca debería haberse separado y lo que un sinnúmero de creadores nunca llegó a concebir más que en plena intersección. Sin embargo, solemos resguardarnos detrás de las etiquetas, detrás de un orden ficticio, que supuestamente separa las letras de las artes plásticas o de la música. Todos aquellos que se atreven a cruzar límites, a traspasar las fronteras celosamente vigiladas, son mirados con una desconfianza similar a la que despertaban en Platón las imágenes pintadas. Como lo analizó W. J. T. Mitchell en Picture Theory, y nos lo recuerdan Beatriz y Fernando González-Moreno, hay algo del orden del tabú, de lo prohibido, de lo incestuoso, en aquellos que van y vienen entre la imagen y el texto, porque estos dos tipos de discursos no son más que dos modos de representación, que también reflejan las tensiones inherentes a los mandatos culturales.

Este tipo de estudios permite volver a revisar diferentes episodios de la historia de las relaciones entre imágenes y textos, algo que sigue siendo necesario porque es frecuente que esos entrelazamientos se olviden y que en las investigaciones sobre el tema, vuelva a contarse otra vez una historia por disciplinas compartimentadas, en la que los diálogos se esconden y se unifica el relato, cuando en la práctica y en la realidad histórica de las manifestaciones artísticas, ha predominado la variedad y la complejidad en las formas expresivas. Así, Miguel Ángel es siempre escultor, pero a veces se olvida que también fue poeta, o que sus frescos representaban lo que los textos bíblicos pintaban con palabras.

Un gran acierto de este libro es recuperar el enfoque estético para el análisis de estas relaciones, por sobre consideraciones hechas desde la semiótica o el análisis retórico de discurso. Decimos que esto es muy adecuado, porque tanto los que producen como los que investigan las relaciones interartísticas frecuentemente lo hacen impulsados por un tipo de amor. El salto desde una disciplina en dirección a otra, desde las letras a las artes plásticas, desde las imágenes a los versos, desde aquello que conocemos a lo desconocido, suele estar provocado por amor, interés, o fascinación. Y con eso, al fin de cuentas, tiene que ver la estética, «with feelings and emotions [...] interdisciplinarity shakes hands with inter-art studies in order to make us look beyond and awake our curiosity. Not in vain, curiosity is a central concept in aesthetics» (González-Moreno 2).

Encontramos reunidos en este volumen, entonces, un conjunto de estudios que comparten una perspectiva en común, y que, al agruparse, parecen reproducir el gesto de los artistas y escritores románticos a través del cual crearon una comunidad, una verdadera fraternidad orientada a generar intercambios fructíferos y renovadores, nuevas formas de ver y de entender las propuestas interartísticas.

Bibliografía

  • González-Moreno, Beatriz y Fernando González-Moreno, eds. Painting Words. Aesthetics and the Relationship between Image and Text. New York: Routledge, 2020.
  • Lacoue-Labarthe Philippe y Jean-Luc Nancy. El absoluto literario. Teoría de la literatura del romanticismo alemán. Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2012.
  • Mitchell, W. J. T. Picture Theory. Essays on Verbal and Visual Representation. Chicago y Londres: The University of Chicago Press, 1994.
  • Shattuck, Roger. La época de los banquetes. Orígenes de la vanguardia en Francia: de 1885 a la Primera Guerra Mundial. Madrid: Visor, 1991.

 

Imagen superior: detalle de un diseño de William Morris (1834-1896)


Referencia electrónica

Tomas, Silvia Inés. «Lectura de imágenes y palabras que pintan. Una compilación de estudios sobre el tránsito de las artes hermanas a la interdisciplina». Hyperborea. Revista de ensayo y creación. 4 (2021): 296-301. https://www.hyperborea-labtis.org/es/paper/palabras-que-pintan-compilacion-44
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5292432

 

Publicación Hyperborea
Número 04